viernes, 27 de noviembre de 2015

Algunas consideraciones sobre los conceptos de lectura y escritura

La lectura es un factor esencial para el desarrollo humano, incluso cuando no se tiene acceso normalizado a otros factores como la alimentación, la salud o la educación. Esto no quiere decir que la lectura remplace tales factores, sino que gracias a ella se cuenta con mejores recursos para afrontar y superar diversos procesos de marginalización (Petit, 1999).

Es entonces la lectura una herramienta para la inclusión, en ello reside su valor para la sociedad y el individuo: quien puede acceder a un lenguaje y a sus fuentes de información, no sólo conoce mejor su realidad (y las ajenas), sino también actúa mejor sobre la misma (Chartier, 1998).

Para que alguien sea realmente partícipe, se debe asegurar que acceda y comprenda información de calidad; luego, podrá actuar sobre su entorno a partir de esa información de diversas maneras, incluida la generación de nuevos conocimientos (vinculada fuertemente con la escritura).

Entonces, como afirma Boorstim (1986), la relación lectura-escritura es el medio más efectivo que ha encontrado nuestra especie para extender sus comunidades de conocimiento: el libro le ha permitido al ser humano compartir sus ideas, sentimientos y experiencias más allá de sus límites temporales y espaciales.

Así, el libro expande las posibilidades del individuo y le permite hacer de su conocimiento un conocimiento de todos: esa es la base de la comunidad humana. Quien no lee está excluido de su entorno; pero, también, de esta comunidad que se desarrolla desde hace siglos. Y es así sin importar si el libro está en una tablilla de barro o en la más reciente tableta digital: es un factor transversal a los cambios tecnológicos.

No obstante, los desarrollos de nuevas herramientas para la información determinan grandes cambios en otros campos de la lectura y la escritura y entenderlos es fundamental para realizar promoción de lectura de forma pertinente. Comencemos por este cambio: ambos conceptos, lectura y escritura, se han ampliado.  

El predominio audiovisual y el desarrollo de tecnologías que estimulan los diversos sentidos del lector, nos ha hecho hablar de lectura de imágenes, sonidos, lugares, texturas, etc. (Cassany, 2012). Leer hoy no se refiere a decodificar la representación gráfica de una lengua, sino a la capacidad de comprender mensajes transmitidos en diversos formatos (digital y físico) y soportes (visual, auditivo, táctil, etc.).

La escritura se ve afectada de forma similar: durante siglos fue el principal proceso para conservar el conocimiento; sin embargo, hoy se cuenta con otros: audio, video, dibujo y texto en formato digital que pueden publicarse de forma instantánea y gratuita en la web, por ejemplo. Así, que si bien la escritura aún se relaciona con la representación gráfica de una lengua, un texto incluye contenidos no escritos. Los libros apuntan a ser multimedia  y eso esperan los lectores, en especial los más jóvenes. Al igual que leer, se escribe en diversos soportes y formatos.

Hay otro cambio significativo muy relacionado con los anteriores: el desarrollo de las herramientas cambia la forma en que se lee. Baricco (2008) concreta tal cambio para nuestra época: “el valor del libro reside en ofrecerse como un abono para una experiencia más amplia” (p. 83). Se pasa de la lectura de una obra, a la lectura de la obra y sus relaciones: a una lectura en secuencia.

Para el lector actual, un libro tiene más sentido cuando se relaciona con otros elementos (películas, piezas musicales y de artes plásticas, hechos de la realidad, juegos de video, etc.)[1]. Además, al construir una experiencia más amplia, es más fácil que personas diversas se involucren y deseen participar, construyendo conocimiento al compartir su experiencia con otros (y atrayendo a otros con ello).  

A partir de todo lo anterior podemos afirmar que:

a) La lectura y la escritura permiten la construcción de comunidades de conocimiento que superan los límites temporales y espaciales de los individuos.

b) A través del acceso a las fuentes de información de calidad, la persona encuentra herramientas para actuar mejor sobre su realidad.

c) El desarrollo de tecnologías cambia la forma en que lee el individuo y conocer esos cambios asegura formar mejores lectores.

d) En la época actual, asegurar experiencias de lectura más amplias (relacionar el libro con obras en otros soportes y formatos) facilita la conexión entre las personas y los libros. 

e) Las experiencias de lectura amplias facilitan la participación (creación de conocimientos) de personas con gustos e intereses diversos.

Cada uno de estos elementos sustenta nuestra propuesta para el desarrollo del Servicio de promoción de lectura y escritura en la RBBR. Veamos, desde el aspecto metodológico, cómo se integran en el apartado siguiente.




[1] El boom de las sagas es una muestra de esto. Harry Potter (el mayor fenómeno editorial de todos los tiempos) no solo aseguró a sus lectores profundizar en diferentes aspectos de la historia ofreciendo varios libros, además de esto amplió la secuencia con películas, juegos de video, chats con la autora, creación de clubes virtuales de lectores, cómics, juguetes y muchos otros elementos. Esto es de alguna forma un fenómeno de lectura multimedia y esto es justamente de lo que habla Alessandro Baricco (2008). 

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